Agradecimiento a un año que se fue y bienvenida al nuevo 2019. En esta ocasión bastante diferente a otros, lo mejor es fluir con las bendiciones que llegan a tu vida.

Para el año nuevo una de mis tradiciones es caminar una cuadra con mi maleta de viaje (y sí que me lo tomo en serio), por lo que mi familia se ríe y saben que doy mi vuelta. En ese momento pasa tanto por mi mente, pero principalmente estoy agradeciendo por todas las bendiciones que he recibido y abriendo los brazos a las bendiciones que llegarán en el nuevo año.

Pero, ¿por qué la maleta? Para mi es simbolismo que ese nuevo año inicia un nuevo viaje lleno de nuevos objetivos o restructurando aquellos que aún no se logran (me reinicio también). Este un nuevo viaje lleno de aventuras que elijo diseñar para disfrutar del regalo más maravilloso que es la vida que se me ha dado.

Soy una convencida que Dios dentro de esos regalos nos envía angelitos que están en nuestra vida acompañándonos en nuestra aventura, tal vez no tengas la oportunidad de estar siempre con ellos, pero cuando estás en las buenas y las no tan buenas, eliges diseñar los mejores momentos.

Es curioso como al entregarte a Dios y al Universo todo fluye de maneras misteriosas ya que conocen lo más profundo de tu Ser y tu corazón, regalándote el camino para cumplir tus sueños más anhelados.

En esta ocasión me regaló la oportunidad de hacer lo que tanto soñaba que fue disfrutar año nuevo en algún lugar de esos que ves en CNN recibiendo el año, un viaje para compartir con amistades y conocer personas que te dejan una semilla de enseñanzas para tu vida.

Te invito a que esto no sólo lo hagas al final o inicio de año, lo hagas cada vez que puedas o sientas que quieres hacerlo, en momentos que siento que elijo diseñar los mejores momentos de mi vida porque lo mejor está por venir.

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