Hoy quiero dedicarte unas palabras, palabras que tal vez siempre quise decirte, pero no podré hacerlo hasta que me encuentre nuevamente contigo en el cielo.

Querido papá, sé que tu partida al lado de PaPaDios no estaba en mis pensamientos; pero me ha tocado aprender que ha sido el regalo más hermoso que me has podido dar. No pude hablar mucho contigo, pero tu amor familiar compartiendo con nosotros, tu dedicación al trabajo, tu lucha, perseverancia ante las situaciones de la vida; me han enseñado a mí a crecer.

Crecer a muy temprana edad para aprender de verdad lo que es decidir salir adelante, dedicar a buscar y cumplir tus metas contra viento y marea sin importar el cansancio, la fatiga o los recursos sino simplemente entregarse para lograr aquello por lo que tanto sueñas.

Tu memoria es para mí, un ejemplo de sabiduría y enseñanzas que a lo largo de la vida me hacen entender las consecuencias de tus decisiones y que mientras siempre busques tomar el camino correcto te llevarán a sentir la paz que necesitas para vivir.

Recuerdo que te encantaba reunir a la familia para celebrar, también lo nítido que te encantaba andar con tu guayabera y tu Azaro, lo mucho que bailabas, el cuidado a tu carro y que te encantaba tomar fotos; fotos que como tenías la cámara casi no apareces.

Papá sé que tu de la mano de PapaDios estas a nuestro lado cuidándonos, protegiéndonos y disfrutando desde el cielo cada uno de los logros que alcanzamos. Gracias, gracias por dejar en mí un poquito de tu ser. Te amo, al infino y más allá…

A ti que me lees, si tienes a tu padre abrázalo, perdónalo, sonrían juntos, compartan largas charlas; si eres padre abraza y disfruta a tus hijos, crece y aprende juntos a ellos, tú eres el ejemplo de inspiración que tendrán cuando también sean padres.

P.D. publicación 017. I’m back.